domingo, 24 de febrero de 2013

1. Ositos de goma


Aquella chica parecía realmente feliz, compró ositos de goma en el supermercado, pensó que quizá estaba un poco elevado el precio de las golosinas, pero la ocasión lo ameritaba. Pasó por el mostrador, pagó las golosinas, y sin saber porque extraña motivación, antes de salir del local le entregó una de las gomitas al chico del mostrador. El era feo, tan simple y llano como eso, tampoco parecía tener una gran personalidad, pero todos merecían algún tipo de atención de vez en cuando. El sonrió, ella no lo vio, perdida en sus pensamientos abandonó el local.
Caminó dos cuadras, observó un pequeño perro que la miraba resentida, ella pensó que se veía realmente estúpido, y luego no pudo evitar extrapolar ese pensamiento a su propia situación actual. ¿Cómo podía estar haciendo tanto calor en pleno julio? Calentamiento global, si, seguramente era eso. Era la hora, él ya debería haber llegado, pero era Mathías, siempre llegaba tarde a todos lados aunque saliera 5 horas antes de su casa y el destino estuviera a 5 cuadras. Aguardó un momento más, nerviosa, se sentó en el cordón de la vereda. Tomó un par de piedritas que estaban a su lado con intención de tirarlas, luego lo pensó mejor, y se dio cuenta lo asqueroso que era aquello, tomar piedras de la calle, ¿en que estaba pensando?
Buscó en uno de sus bolsillos la bolsita de gomitas, pero comprobó con pesar que ya se habían acabado, ansiedad. Sintió un par de pasos, y allí se acercaba el, gran sonrisa en el rostro, y pasos calmos y lentos en dirección hacia su novia. Ella no aguantó más, se levantó, y antes que él pudiera llegar a una posición cerca como para saludarla, ella habló. 4 palabras cortaron el aire: "Esto no va más". Lo miró con resentimiento, él sabía a qué se refería ella, pero francamente no lo espera, él pensaba que ella lo quería. "Te quiero, pero me cansé", parecía haber adivinado su pensamiento. El chico se acomodó, se sacudió la confusión, aspiró una gran bocanada de aire, sonrió con hiriente orgullo, y se marchó.
Ella se volvió a sentar y comenzó a escribir un sms en su celular, necesitaba apoyo, ¿Nicolás estaría disponible?
Él caminó ligero hacia su casa, se encerró en su cuarto, prendió la computadora, comenzó a hablar con algunas chicas, sonrió forzadamente algunas veces, puso música, y contra toda su voluntad, comenzó a llorar, a llorar como un niño, y se odió por eso, por todo, como siempre.

1 comentario: