miércoles, 27 de febrero de 2013

7. Una gotita de agua.


Tocó el timbre del jardín que anunciaba la salida, aquel niño tardó un poco en reaccionar porque estaba muy entusiasmado jugando con un par de tapitas que había encontrado en el salón. Tomó su mochila, y salió ordenadamente con el resto de sus compañeritos. Luego esperó en la entrada a la llegada de su madre, casi siempre era el último en que recogieran porque su madre trabajaba y salía directo a buscarlo. Así que esperó a que algunos niños se fueran, y se sentó en el escalón de la puerta principal. Le sorprendió un poco no estar solo con la maestra, sino que había otra niña mas ahí, ella estaba muy seria, y la maestra también, así que él sacó las tapitas que había encontrado en el salón, y jugó con ellas sin molestar a nadie.
A los pocos minutos apareció su madre en el auto, se despidió de su maestra con la mano, y salió corriendo hasta el auto. Su madre bajó el vidrio y saludó con la mano a la maestra, esperó que su hijo se subiera atrás, y arrancaron. Pasaron a unos cuantos vecinos en el camino, a los cuales la mujer saludó con la mano brevemente, mientras su hijo no paraba de hablar y contar todo lo que había hecho en el día.
Apenas llegaron a la casa, el niño subió rápidamente a su dormitorio, se sacó el delantal, la mochila, y bajó con algunos cuantos cachivaches que tenía guardados, y se puso a construir una gran ciudad en el medio del living. Su madre ya sabía que no había nada que hacer con aquel niño, era muy activo e imaginativo, y lo único que podía hacer, era dejarlo ser, y no crear un caos, con lo cansada que estaba. Mientras el niño hacía una torre con botellas, ella le hacía la merienda. Luego sintió bocinazos y se imaginó que su hijo saldría, era otro chico, al que debía dejar ser, al menos, no parecía que se metiera en problemas.
El niño vio a su hermano bajar las escaleras y se ilusionó, ¡ahora podría jugar con el toda la tarde! Pero se desilusionó al recibir una negativa. Nunca nadie tenía tiempo de jugar con él, vio a su hermano irse y cruzó sus brazos mientras ponía su mayor cara de desaprobación y enojo. Apenas su hermano salió, sintió que su madre le pedía que se lavara las manos para merendar, que luego siguiera jugando. Eso lo enojó aun mas, no podía hacer nada de lo que quería, comenzó a quejarse de que nunca lo dejaban jugar, y se metió en el baño. Mientras se lavaba las manos, vio colgado el cordón de algún champión que seguro su hermano había ensuciado jugando al futbol y había lavado su madre y colgado ahí. De la punta del cordón estaba a punto de caer una gotita de agua, el niño quedó maravillado por unos segundos con aquella pequeña gota que pareció demorar segundos eternos en caer, a aquel niño todo le resultaba fascinante, y así de inteligente e imaginativo que era, era de inquieto. Sonrió, lavó sus manos, y bajó con mas ideas para hacer su ciudad.


Inspirado en el niño mas creativo que conozco, mi sobrino :) Te amo.

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