Acababa de terminar de editar su último vídeo del vuelo de ésta mañana. Se sentía muy feliz. Volar era su vida, y era lo único que podía llenarla, aunque últimamente sintiera que eso ya no era así, le pasaba algo mas... le faltaba algo mas... Compartió el link en facebook, y quiso compartir además con uno de sus amigos, cuando estaba con el dedo índice casi sobre el "enter", su amigo se desconectó. Instantáneamente pensó - "seguro que está mal de amores, como siempre... algún día aprenderá..." y dejó el pensamiento inconcluso. Revisó sus notificaciones y contestó un par. Ni la Internet era divertida últimamente, ¿qué era lo que le estaba faltando?
Tomó su celular y los auriculares, buscó la boletera entre millones de papeles, hasta que la encontró, y se dirigió a la puerta de su casa, cuando estaba por abrir, se dio cuenta que se olvidaba de las llaves, así que volvió a su cuarto, y afortunadamente las encontró en el piso. Las levantó y salió nuevamente.
Dio algunos pasos hacia la calle, y ya sintió el calor, aquel febrero estaba siendo interminable, y eso que era el mes mas corto del año, que irónico. A un par de cuadras se detuvo en la parada, y se apoyó contra el muro de una casa cercana, mientras tarareaba una canción de los Rolling Stones.
Subió al ómnibus a la hora de costumbre, saludó al chofer, ya era como si fueran conocidos, lo que tienen las rutinas es que puedes llegar a sentir que conoces a muchas personas por verlas todos los días, aunque sin embargo hayan cruzado dos palabras, o quizá ninguna. Caminó hacia el fondo del ómnibus ya en marcha tomándose ocasionalmente de algún asiento para no perder estabilidad. Eligió uno de los últimos asientos, pegado a una de las ventanas, se sentó, y allí estaba, su mirada la buscó casi sin pensarlo al instante, y si, ella estaba allí, unos asientos mas adelante. Aquel cabello pelirrojo y ondas eran inconfundibles. Todas las tardes se tomaban el mismo ómnibus, él, iba al gimnasio, ella, quién sabe a dónde. Es más, no sabía como se llamaba, ni su edad (aunque aparentaba unos 22), ni a dónde iba, ni porqué, y sin embargo, el sentía que la conocía, algo en ella lo conmovía, lo llenaba, y por aquellos 15 minutos que compartían en el mismo sitio, él, se sentía feliz. Ésta vez, se atrevió a pensar en algo mas, ésta vez, se permitió a pensar en el porqué de que aquellos 15 minutos lo llenaran tanto, y descubrió que era lo que le faltaba. Él quería amor, no de ese típico amor de película romántica, el quería una amiga que fuera algo mas, una compañera. Pero... ¿y que hacía? ¿le hablaba así como así? ¿intentaba sentarse la próxima vez con ella y quizá charlar? ¿porqué estaba pensando todo eso ahora? Sumido en sus pensamientos, divisó una sucursal del Banco República en donde el ómnibus hizo una parada, él sabía que ella bajaría en la próxima. Y así fue, la chica comenzó a pararse, pidió permiso a una señora, y llegó al final, tocó el timbre y esperó. Él vio su mano agarrada en uno de los tubos amarillos típicos del ómnibus y casi sonríe, ¿qué era aquella sensación?
Desvió la mirada, hacia la ventana e intentó aclarar su mente. La chica unas cuadras después bajó, y el la vio caminar en dirección contraria a la que el ómnibus se dirigía. Que extraño era todo.
"Mejor nos dejamos de locas pasiones..." - se dijo a si mismo - ¡¿a quién se le va a ocurrir enamorarse en un ómnibus?! - y al fin, sonrió.

Jajajaja, sos grossa Vani, sabelo! Toda una artista!
ResponderEliminarJajaja Gracias amigo! ;)
ResponderEliminarInteresante punto de vista, joven...
ResponderEliminarLa invito a pasar por mi blog recientemente creado, de mi autoria.
Saludos cordiales..
http://antuan-el-aprendiz.blogspot.com.ar/